Carlos Pinedo Texidor
562 - Bendita operación.
Cuesta creer que hayan pasado menos de seis meses desde mi paso por quirófano. Una operación que puso fin a los diez meses más duros de mi vida deportiva. Una lesión que en resumidas cuentas me hizo entender que soy más frágil de lo que pensaba. Y por supuesto, que tengo que invertir muchos más recursos en la prevención de lesiones.
Por resumir un poco mi lesión fue fruto de una de las entradas más criminales que veré en mi vida. Aquella tarde en Manoteras un lateral decidió cortar mi carrera cuando le había sacado cuerpo y medio de ventaja. Una entrada trasera que evitó que marcase y que se vio recompensada con un abrazo del portero rival y una tímida amarilla.
No sé cómo terminé de jugar el partido, más aun teniendo en cuenta todo lo que vino después. Porque resulta que el que escribe esto nació con el quinto metatarsiano de cada pie sin fusionar. Y donde debería haber un hueso, había dos.
Aquella entrada logró desplazarme uno de los fragmentos, y con ello, cada movimiento de mi pie lograba que ese pedazo de masa ósea dañase mis sufridos tendones peronéos. Es increíble lo que puede llegar a hacer el cuerpo, y vivir veintitrés años con una rótula bipartita y dos metatarsianos fracturados es cuanto menos sorprendente.
Meses después y tras varias ideas e infiltraciones, Pedro, amigo de mi padre, médico y salvador, propuso la idea de unir ambos fragmentos del pie izquierdo con un tornillo de titanio. Y hoy, seis meses después, con una cicatriz de casi diez centímetros y un pie resucitado no puedo más que darle las gracias una vez más por haber sabido diferenciar entre una lesión de nacimiento y una fractura de Jones.
Hoy he vuelto a entrenar con Rumori Calcio, equipo de cuarta división que ha decidido ficharme, y viendo la rapidez y fluidez con la que conduzco y defino, creo que ese tornillo que me acompañará toda la vida no solo me ha devuelto la vida, me ha hecho mejorar en un deporte al que le debo todo.
Sábado 25 de febrero de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #562
