Creo que uno de los mayores problemas de tener tantas aficiones es que hay momentos en los que todo coincide. Los problemas se acumulan, las interrupciones se suceden, y de la anoche a la mañana lo que te entretenía diez horas a la semana deja de existir.
En el caso del recuerdo de hoy, aunque más bien esto sea una queja, hablo de mi querida mesa de mezclas. Uno de esos caprichos fruto de una espina que tengo clavada desde hace mucho. Aun me acuerdo de aquella guitarra española que me regalaron los Reyes Magos. Después de ocho meses de práctica constante los queridos inútiles de Iberia me la rompieron, y ahí se acabó mi sueño musical.
Años más tarde y con residencia en Tallin tuve la suerte de pinchar brevemente en una fiesta, y de repente esos recuerdos de mis meses musicales volvieron a florecer. Decidí comprarme una mesa intermedia, de esas que recomiendan para los que se introducen en el maravilloso mundo de la electrónica. Y varios meses después me ha tocado volver a enviarla al servicio técnico.
Parece que hay un problema con el carril izquierdo de uno de los reguladores de volumen. He estado leyendo y la solución pasa por desmontar y cambiar el carril por uno nuevo que se puede comprar por un par de euros. El problema, una vez más, es que el dichoso sistema en el que vivimos rechaza el derecho a reparar. Y claro, si a un pobre usuario como yo se le ocurre abrir el producto pierde toda garantía.
Es absurdo que la gente de a pie no pueda reparar sus productos. Es una absoluta vergüenza que estemos condenados a depender de centros logísticos ajenos a tu ciudad. Donde cientos de técnicos tratan de reparar algo sin hablar con la persona que tiene el problema.
Podría escribir cientos de quejas sobre lo absurdo y malvado de no poder reparar aquello que te pertenece. Y una vez más, los políticos que no saben nada de la vida discuten sobre morralla que jamás les afectará. Y la realidad una vez más, es que con varios vídeos de YouTube y una caja de herramientas yo tendría mi mesa de mezclas funcionando, y no de camino a Dios sabe qué servicio técnico en el norte europeo.
Miércoles 15 de febrero de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #552
