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  • Foto del escritorCarlos Pinedo Texidor

534 - Un día con la isleña.

Ya va siendo hora de dedicar un recuerdo como Dios manda a quien me ayudó con la mudanza y con quien estoy compartiendo mucho más tiempo del que dejo por escrito. Porque seamos sinceros, cuando me falle la memoria y me toque releer mi juventud a través de mis recuerdos me gustaría acordarme cuando de esa estonia morena y de ojos azules con la que me río tanto.


Merzeede, aunque yo la llamé Mer (por eso de la economía del lenguaje) es una joven isleña con la que llevo compartiendo cafés un par de meses. Estudia antropología, y le gusta The Office tanto como a mí. Tal vez por eso haya accedido a pasar la tarde del sábado montando el Lego de Dunder Mifflin, o puede que sea porque al igual que a mí, le interese entender qué tiene el otro en la cabeza.


Hemos ido a desayunar a ese bar donde aquella rubia camarera intentó ligar conmigo en junio del año pasado. Veo que mi tez mediterránea sigue causando sensanción en las bálticas, porque según se ha levantado Mer, la joven camarera ha venido a insistirme en que tengo que seguir viniendo, que le gusta mucho verme por aquí. Supongo que me tocará seguir yendo a esa terraza amarilla de Rotermani, porque a Mer no le ha podido divertir más el imaginarse a una pobre que busca algo no correspondido.


Pero dejemos el ego aparte, y hablemos, continuando mi desayuno con Mer, de lo divertido que supone encadenar varios cafés con una misma persona. En mi caso es fácil, me gusta hablar, y si la otra persona habla casi tanto como yo, siento la imperiosa necesidad de agendar diversos cafés. Para ella, hay algo más de magia en lo que yo normalizo. Parece ser que el cortejo mediterráneo es más cariñoso y educado que el soberbio cortejo báltico, y tal vez por ello siga aceptando mis cafés.


Puede que no sea ni una ni otra, y que todo se pueda resumir en la simpleza de la juventud. Dos jovenes (más o menos guapos) que tienen intereses comunes y un humor muy similar. Y aunque nos toque hablar en la lengua menos bonita para el cortejo (el dichoso inglés), estoy convencido de que nos queda algún que otro café pendiente, por lo menos hasta que me vuelva a acompañar a Ikea, que eso de ir en Bolt es muy incómodo.


Sábado 28 de enero de 2023

Tallin, Estonia

Recuerdo #534




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