Carlos Pinedo Texidor
525 - Simios, madrigueras y otros mitos.
Aún recuerdo cuando pensaba que esto de la escritura podía ser una profesión, y una vez más me equivocaba. Escribir es un medio de liberación. Una de las muchas formas que tengo para rehuir de mi realidad más concreta. Una suerte de afición íntima que jamás debería ser el fin último, algo que podría ser comparado con aquella celebérrima frase de Escohotado “de la piel para dentro mando yo.”
Pero sin entrar en lo mucho que cuestionaba mi vida laboral madrileña, sé que eso del inmobiliario no era lo mío. Y tal vez lo que echaba en falta era la moderación. El trabajo debe ser, o al menos para mí, el equilibrio entre la obligación y la afición. Porque en términos generales, por mucho que me gustase lo que hacía, nunca sentí la curiosidad que me acompaña ahora.
Mi actual vida báltica me ha permitido encontrar el perfecto equilibrio entre la obligación laboral y la curiosidad personal. Trabajo por y para el mundo de los criptoactivos. Que es a su vez es uno de mis pequeñas aficiones. Tal vez haya cierta parte de homenaje al Carlos que quería ser matemático, o puede que en mi subconsciente rinda pleitesía a mi abuelo que siempre vivió por y para las ciencias.
Hace pocas horas he salido de un seminario de un club cripto de Tallin. He escuchado durante tres horas y media a uno de los pocos estonios que tienen la suerte de ser un hodler de un BAYC. Y sin entrar en mucho detalle, esos pequeños simios que para muchos no son más que una fotografía, me ha hecho entrar de lleno en una madriguera de la que dudo pueda salir.
Tengo mucha suerte por haber reconducido mi vida laboral a tan temprana edad. Vivo en un perfecto equilibrio entre obligación laboral y pasión personal. Y el ten con ten que vivo me permite entre otras cosas aceptar que esos mitos de la pasión en el trabajo tienen cierta parte de verdad.
Jueves 19 de enero de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #525
