Carlos Pinedo Texidor
522 - Continuación de lo de ayer.
Llevo todo el día dándole vueltas a mi día de ayer. He vuelto a jugar el fútbol, y parece que cada domingo me citaré con las muchas nacionalidades que ayer me vieron renacer. Es cuanto menos curioso que veinticuatro horas después siga dando vueltas a mi regreso al verde, porque seamos sinceros, había desterrado de mi vida los hitos deportivos. Y acostumbrado a mejorar mi media maratón cada semana, lo de ayer ha sido un oasis en el desierto de mi baja forma física.
Ahora escribo esto sentado en mi cama, no deben de ser más de las nueve y después de un atracón de más de dos horas estoy decepcionado. No sé que le ha debido de pasar a mi cuerpo para caer preso de las pasiones gastronómicas. Pero la realidad es que he interrumpido mi ayuno por unas palomitas y unas zanahorias. En términos calóricos no es ninguna desgracia, pero en términos de disciplina es todo un error.
Ayer juré centrarme en volver a ser el Carlos que podía correr treinta kilómetros un jueves por la noche. Quiero volver a correr sin cansarme y la única forma de hacerlo es volviendo a mi vida monacal. Es cierto que logré volver a desterrar al alcohol de mi vida hace dos semanas, y que estoy cumplimiento mis horarios de sueño, pero sigo sin encontrar el equilibrio alimentario y físico.
No sé qué ha debido pasar por mi cabeza para empezar así de mal mi vuelta al monasterio, pero me gusta pensar que ha sido un adiós por todo la grande a mi mala vida de este último medio año.
Es curioso como no logro encontrar el equilibrio entre mi cabeza y mi cuerpo. Cuando falla uno el otro florece. Tal vez necesite volver a leer a Seneca, Marco Aurelio o Cicerón para recuperar esas pegadizas cuestiones estoicas que me ayudaban cada vez dudaba de mis costumbres monacales.
Voy a volver a recuperar el equilibrio, y esta vez no pienso renunciar a mi inspiración. Sé que volveré a correr medias maratones, y esta vez juro no dejar nada al azar.
Lunes 16 de enero de 2023
Tallin, Estonia
Recuerdo #522
