Siempre he sido un gran amante de los videojuegos, he jugado en casi todas las plataformas que he visto salir, y más allá de elegir entre Xbox, PS, o PC, lo que más he disfrutado y disfrutaré es Nintendo. Creo que no me equivoco si digo que tienen un producto único, y una capacidad creativa que se aleja de todo lo anterior. Puede que ciertos títulos traten al jugador con algo más de infantilidad que las otras plataformas, pero aún así, logran que un mismo juega pueda ser disfrutado por un tío de veinticuatro como yo o por mi sobrino de diez.
Una de las primeras cosas que me metí en mi maleta rumbo a Tallin fue mi querida Nintendo Switch, la que para mí es la consola más completa y mejor hecha de la historia. Podría debatir acerca de la PSP y cómo fue una adelantada a su tiempo, pero ese es otro tema. Y es que Nintendo ha conseguido lo que ninguna otra plataforma ha logrado, poder viajar con ella cómodamente y en casa disfrutar como si fuera una consola de mesa. Es cierto que pienso en varios juegos de Steam o de PS5 y me gustaría jugarlos, pero gastarme mil pavos (como mínimo) en algo que no puedo llevarme en una mochila me genera rechazo.
Ahora en pleno invierno estonio, con temperaturas bajo cero y una oscuridad que no he visto en otro lugar del mundo, mi querida Switch me alegra las tardes. Hacía años que no vivía el lanzamiento de un juego con tantos nervios, y menos aún, el quedarme un viernes por la noche en casa para jugar siete horas seguidas al nuevo juego, en este caso Pokemon Violeta.
Del juego en sí podría escribir cientos de páginas. No he jugado a algo así en mi vida, es una obra de arte que me trae cientos de recuerdos de mis noches con el Pokemon Esmeralda, el Pokemon Perla o el Pokemon HeartGold. Me imagino enseñando a mi yo de hace quince años este nuevo Pokemon, y muy probablemente lloraría de emoción.
Creo que soy muy afortunado por poder disfrutar de una de las ramas culturales más despreciadas, y espero que dentro de cuarenta años puede seguir jugando a un nuevo Pokemon, un Mario Kart o el Zelda de turno.
Viernes 18 de noviembre de 2022
Tallin, Estonia
Recuerdo #463
