Carlos Pinedo Texidor
433 - Antes de un viaje.
Pocas cosas me gustan más que hacer la maleta (o en este caso la mochila) antes de un viaje. Encuentro placer en la eficiencia y optimización del espacio. E incluso en ese mundano doblar y colocar ropa.
Desde hace unos meses tengo la que para mi es la mejor mochila de viaje. Una Fjlraven que descubrimos mi hermano y yo en un viaje a Estocolmo. Desde entonces él ha usado la suya en infinidad de ocasiones, y yo con envidia sana soñaba con ella hasta que me la regaló antes de mi huida a Tallin.
Esta joya reúne lo mejor de una maleta y lo mejor de una mochila. Una especie de caparazón de tortuga en el que caben dos ordenadores, una chaqueta, unos pantalones, unos zapatos, un par de camisas, calcetines, calzoncillos y todo tipo de cables y cosas varias. Y todo ello en un formato insuperable que haría sonreír a RyanAir.
Pues bien, llega hasta tal punto mi obsesión por el orden al viajar que ayer me levanté nervioso. Tenia un día excesivamente agotador por delante, y ese hacer la mochila me mantuvo alegre todo el día.
Cuando salí del curro fui corriendo a casa, aún tenía una lavadora secando y una cafetera a medio beber. Después de algo menos de una hora de orden y paciencia, por fin pude disfrutar de ese pequeño gran placer antes de un viaje, hacer la mochila.
Jueves 20 de octubre de 2022
Tallin, Estonia
Recuerdo #433