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  • Foto del escritorCarlos Pinedo Texidor

413 - El perfume.

Si supiera escribir me atrevería como Süskind a moldear a un personaje como Jean-Baptiste. Aunque algunos crean que se trata de una analogía de aquel asesino en serie español llamado Manuel Blanco Romasanta. Y es que ese hijo de puta asesinó a mujeres y niños para hacer jabón con su grasa. Y me atrevo a decir que lo hacía por morbo, por vicio o incluso por algún tipo de locura. pero en el caso de Jean-Baptiste hay algo ajeno a toda humanidad, algo que no tiene explicación y esa es la magia del libro.


Pues bien, después de una exhaustivo viernes de curro, acabé una vez más viendo la película de El Perfume, y aunque haya leído el libro varias veces y haya visto la película otras diez, sigo creyendo que es una obra de arte digna de repetición.


Una de las muchas cosas que me llaman la atención es lo mucho que cambia la película si uno la ve con sus ojos o con los de Jean-Baptiste. Uno puede pensar que cada escena está sutilmente acompañada por la delicadeza que obsesiona a Jean-Baptiste. Y sin embargo a la hora de película uno entiende que esa delicadeza es absurda en nuestros términos, porque para el joven Jean-Baptiste, todo tiene delicadeza, hasta el óxido y el cristal.


Me fascina como es una de las pocas historias en las que el asesino carece de intenciones sexuales. Y no solo carece de ellas, si no que logra transmitirte que no entiende nada sobre ello. Tal vez por eso logren contar una historia tan impactante, y es que es de las pocas historias que recuerdo en la que no se recurre al tópico del fetiche o del trastorno.


Bajo su propia mirada, Jean-Baptiste es un pobre incomprendido que solo trata de destilar el perfume más delicado y perfecto, y rehuyendo de toda sexualidad se obsesiona con detalles que son imposibles de entender por el espectador.


Creo que después de varios años, El perfume por fin ha entrado en mi exclusivo grupo de obras maestras, y es que no hay nada parecido, y pocas películas dejan un sabor de boca con tanta delicadeza y brutalidad simultaneas.


Viernes 30 de septiembre de 2022

Tallin, Estonia

Recuerdo #413




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