Estoy tumbado en mi cama, con la pierna en alto, la ventana abierta y el estómago lleno. Suena Same Love deMacklemore, e intuyo que ahora sonará Make the money, que es la siguiente canción del álbum.
No entiendo lo que me pasa, y es que por primera vez en años, siento una tristeza sin fundamento. No tengo motivos para sentirme como me siento. Hoy me ha llegado el primer lote de mi primer volumen de recuerdos. Y aunque Amazon haya jodido el formato y haya descubierto varias erratas, sigue siendo digno de celebrar. También he sabido que mi pie se está curando rápidamente, y en tres semanas podré tontear con mis primeras carreras. Y aún con mucho por celebrar, siento tristeza.
Es más que probable que este vacío que siento sea un desequilibrio hormonal. Llevo muchos meses sin hacer el deporte al que tenía acostumbrado a mi cuerpo y mente. Supongo que tendré la testosterona en niveles mínimos, mi cuerpo ya no sabrá lo que son las endorfinas, y con la sobreestimulación de dopamina de redes sociales debo tener serios problemas de exceso de prolactina. Estoy convencido que este vacío que siento radica en mi falta de forma física, y hasta dentro de tres semanas no podré poner remedio.
Pero más allá de hormonas y ganas de hacer las cosas mejor de como las hacia antes, quiero acordarme de este día, para así el día de mañana entender, que aunque todo vaya mejor que nunca, y no haya motivos para estar triste, hay que sentarse a escuchar a un cuerpo al que solemos no tomar muy en serio.
Viernes 2 de septiembre de 2022
Madrid, España
Recuerdo #385
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