364 - Un ferri a Helsinki.

Estoy subido en un barco rumbo a Suomenlinna, una isla cercana a Helsinki donde espero pasar gran parte del domingo. Una vez más se me ha hecho algo de bola, tal vez por el no parar de turismo, o porque en cierto modo me da algo de pena que sea mi penúltimo recuerdo de este primer volumen.

Cosas de la vida, el viernes me planteé escribir el recuerdo sobre la marcha, en ese barco de varias horas de Tallin a Helsinki. Y es que había decidido pillar un día libre en el curro, y el ferri era el lugar perfecto para sentarme a escribir con algo de calma y sin mucha distracción.

Cruzar el báltico en barco no es una experiencia muy estimulante, pero si que la considero bastante divertida. El choque de culturas está presente en cada recoveco del ferri, y los finlandeses que habían ido a por alcohol barato a Tallin se ríen a escondidas de los que desde Estonia subimos a Helsinki a no arruinarnos por el camino.

La ciudad de Helsinki poco tiene que ver con Tallin, y tal vez ahí radique la diferencia de cultura y de precios. Tallin es una ciudad que crece y que poco a poco va teniendo precios de ciudad moderna. Helsinki es todo lo contrario, crece en otros términos y para muchos ya ha alcanzado el progreso que otros sueñan, y con unos precios prohibitivos para el turista, uno piensa en qué debe sentir el finlandés que acaba pasando sus vacaciones en el sur.

Más allá de dudas culturales, mi viernes acabó siendo bastante interesante. Callejeamos por los mercados del puerto, probamos unos boquerones fritos que poco tienen que envidiar a los que sirven en Madrid y entre breves ataques de gaviotas y cervezas a once pavos, el viernes dejó paso al sábado.

No sé muy bien que habría escrito en el ferri a Helsinki, tal vez habría sido un recuerdo algo más dubitativo o con algo más de ilusión, pero después de unos días en Helsinki, me alegro de haberlo escrito dos días después en domingo.

Viernes 12 de agosto de 2022

Helsinki

Recuerdos con contexto 364