Carlos Pinedo Texidor
363 - Un indio entre murallas.
Hay un indio en pleno centro histórico al que estoy cogiendo mucho cariño. Entre una antigua abadía y varios árboles de los que no puedo decir más que son imponentes, se encuentra un pequeño recoveco que estoy haciendo mío.
Chakra es un lugar cojonudo, y no digo bueno, ni agradable, u otro adjetivo similar. Digo cojonudo porque es lo más similar que he encontrado a esas terrazas madrileñas que tanto escozor generan en cierto sector ideológico. Tiene buena comida, un gran vermú y un vino de Oporto muy decente, y entre tanto alcohol sirven una comida cojonuda.
Los dueños son varios indios que llevan aquí algo más de quince años. Empezaron con Chakra poco antes del dos mil diez, y parece que llevasen siglos instalados. Les he visto chapurrear estonio, y tratan a cada cliente como a un hijo. Intentan saciarte con su curri, algo que acompañan con un pan (naan) que te invita a volver.
Puede que mi cariño por Chakra radique en que fue mi primera cena en territorio estonio. Según aterricé, mi equipo del curro me recogió en el aeropuerto y fuimos a cenar. Decenas de cervezas y varios tipos de carne después, sentía llevar en Tallin varios meses.
Ayer volví a Chakra, creo que es mi tercera o cuarta visita en estos dos meses, y si mi hermano viviera en Tallin seguro que repetiría tanto como yo.
Ahora escribo esto en el ferry camino a Helsinki, con el estómago aún algo travieso por ese curri de pato que tomamos, y es que en Chakra, no se andan con rodeos, y el picante es de verdad, no como esos amagos tontorrones que hay por Madrid.
Chakra es un lugar que con el tiempo haré mío, uno de los dueños ya me reconoce, e incluso me atrevo a decir que me ubica como “el español”. Y aunque él diga que Barcelona es mejor ciudad, espero poder convencerle de que la visita obligada es Madrid, que aunque sea una ciudad inventada, tiene muchos grandes recovecos a los que he dedicado cientos de páginas y escritos.
Jueves 11 de agosto de 2022
Tallin
Recuerdos con contexto 363