Carlos Pinedo Texidor
347 - Vamos viendo.
Ya he escrito en alguno de estos recuerdos lo mucho que me gusta el barrio tallinés en el que vivo. Los resquicios de otra época mantienen gran parte de la esencia que tanto aprecio en una ciudad y aunque haya cierto contraste con ese posicionamiento como núcleo tecnológico europeo dudo que la tradición y esencia vaya a desaparecer a corto plazo.
Gracias a vivir en uno de los barrios con más historia de Tallin hay muchos pequeños negocios. Además del mercado que tantas alegrías me está dando, debajo de casa tengo un tailandés. Una terraza con vistas al mercado y regentada por una familia tailandesa que no duda en ofrecerte salsas secretas para que sus platos sean aún más especiales. Y lo mejor de todo, es barato.
Es cierto que Tallin está viviendo un aumento de los precios a un ritmo acelerado. En estos dos meses lo he notado, y para los estonios es aún más exacerbado. La culpa la tiene la invasión de Ucrania por parte del país que décadas atrás ocupó Tallin. Otro gran responsable de la subida de precios son los elevados salarios fruto de la captación de talento que llevan a cabo las tecnológicas de Estonia. Así que indirectamente tengo parte de culpa.
Además de mi barrio, tengo suerte con mi calle, porque una de las maravillas de tener una amiga que viva a diez metros de ti es poder improvisar. Y aunque le haya costado entender ese “vamos viendo” tan mediterráneo, poco a poco le he quitado de la cabeza la planificación báltica, y cada día que pasa agradece más la libertad que supone el estar abierto a cualquier plan.
Ayer no habíamos quedado, mucho menos teníamos la idea de hacerlo. Ella está de vacaciones y yo en una de las semanas con mayor carga de trabajo. Suelo salir de la oficina con encefalograma plano, y ayer, aún con la actividad cerebral de una ameba acabó convenciéndome para ir a por una sopa y una cerveza a ese tailandés que tanto me gusta.
Los planes improvisados van de la mano con la vida mediterránea, una forma de ver la vida que es a su vez muy cholista, y me alegra saber que en estos meses poco a poco voy evangelizando a los estonios que me rodean.
Martes 26 de julio de 2022
Tallin
Recuerdos con contexto 347