Pocas cosas hay en esta vida que sean más gratificantes que lo aleatorio e improvisado. Creo que la incertidumbre y la libertad de elección es un privilegio que en general valoramos más bien poco. Poca gente puede jugar con sus horas laborables como quiera, y desde que llegué a Estonia pertenezco a ese afortunado y flexible club. Es cierto que todo tiene unos límites, pero como ya he dicho en algún otro recuerdo, la confianza por parte de los que me rodean es plena. Más allá de otros recuerdos e ideas laborales tengo que hablar de mi nueva aventura gracias a esa flexibilidad infinita que hoy ha logrado que a las dos de la tarde fuera fichado para actuar en una película.
Sí, lo sé, suena a broma mala, de esas que empiezan con un español entrando en un bar. Y aún a riesgo de darle más importancia de la que tiene sigo intentando entender cómo es posible que un cúmulo de casualidades hayan logrado que acabe actuando en una película. Por añadir detalles y contexto, he de decir que mis miércoles suelen ser bastante tranquilos, razón por la que estaba tumbado en el sofá de la terraza de mi oficina hablando por teléfono. Una vez terminado el café y la llamada entré en la oficina para ir a por algo más de cafeína, y ahí en los ascensores fue cuando un productor reclamó.
Casualidades de la vida en mi edificio están grabando una película sobre un inversor y necesitaban a un extranjero con un traje, y ahí entré yo. Es cierto que trabajo en una startup, y el traje no está dentro de mi armario semanal, pero la insistencia de mi padre hizo que me llevara uno. Y gracias a esa insistencia ayer pude ir corriendo a casa, coger el traje, volver a la oficina, pasar por maquillaje y actuar como si me dedicara a ello.
Ojalá cuando relea este recuerdo dentro de varios años pueda acordarme de esa sensación de Libertad y flexibilidad que en mi primer mes en el Báltico me está permitiendo hacer una cosa nueva cada día.
Miércoles 29 de junio de 2022
Tallin
Recuerdos con contexto 320
