Hay días en los que como hoy decido posponer voluntariamente la redacción del recuerdo del día anterior. Puede que sea fruto de la pereza o de la ilusión por narrar adecuadamente un día más completo y ajetreado de lo habitual.
Ahora estoy sentado en Café Santander, aprovechando el sol madrileño y aguardando el sándwich mixto que acabo de pedir. Podría decirse que tengo una ligera y molesta resaca, aunque creo que es más bien cansancio, falta de hidratación y la responsabilidad que me recuerda que debería seguir preparando mi huida a Tallin.
Ayer tuve varias celebraciones, empezando por una divertidísima comida con mi amiga Marta que acabó cuando me ayudó a elegir regalo para mi sobrina por su cumpleaños. Y es que Marta, además de amiga diseña joyas en un maravilloso recoveco madrileño en la calle Españoleto.
Mi sobrina, también llamada Blanca, promete, y no lo digo como tío, sino como hombre de muchas amigas. Y es que a sus once años lee, pinta, escribe y entiende de moda. Ella sigue empeñada en cantar, pero os aseguro que tiene peor timbre que yo, espero que con el tiempo se de cuenta de la maravilla de escribir.
Después de una fugaz cerveza con Leti por su cumpleaños volví a orillas de Orense para volver a despedirme de mi antiguo equipo de trabajo, y entre tanta despedida he acabado cogiéndoles cariño.
Escribir estos recuerdos tiene cierta complejidad. Normalmente empiezo con la idea que quiero recordar, y trato de no irme muy lejos. Pero hay días, en los que como ayer, tengo tantas cosas que recordar que lo que para mí es importante, resulta que no acaba siendo el centro del recuerdo.
Ayer casi pierdo el carné de conducir, y es que una calle que normalmente era de subida, ahora es de bajada, y entre las obras, y los árboles, el que ahora escribe acabó subiendo en dirección contraria. Menos mal que el guardia civil que me sacó de la moto se enamoró de los ojos de mi amiga Isolda y pudimos seguir nuestra peregrinación a por un whiskey sour en mi amado Hemingway.
Jueves 26 de mayo de 2022
Madrid
Recuerdos con contexto 286
