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  • Foto del escritorCarlos Pinedo Texidor

282 - Obsesiones, datos y relojes.

De mi infancia tengo grandes recuerdos, y uno de ellos es mi constante obsesión con determinados temas. Con ocho años me enamoré de los minerales y fósiles, algo que me llevaba a escaparme de casa para ir al Museo Arqueológico Nacional. Años más tarde fueron los insectos. Mi mesa estaba llena de libros y cuadernos con dibujos anatómicos de todo tipo de artrópodos. En esa línea fueron pasando los años, alternaba Roma con Egipto a la par que sucumbía a las historias de las grandes figuras de la mitología y entonces llegaron los relojes.


No recuerdo muy bien en qué año fue, pero por una carambola de la vida tuve que llevar a arreglar un reloj de pila al Mercado de La Paz. Ahí conocí a un relojero de quien ya no recuerdo el nombre. No sé muy bien que tipo de conversación debimos tener, pero salí de ahí con un reloj marcando la hora y varios catálogos de relojes que memoricé hasta entender la magia de la relojería.


Parece ser, o eso dicen los que saben, que el movimiento perpetuo es una ensoñación. Es irreal asumir que un mecanismo sea capaz de conservar la energía inicial sin que haya una transformación de esta en calor. Y por eso la relojería tiene tanto encanto, unos pocos insensatos que buscan crear lo más parecido a un movimiento perpetuo y que quepa en una muñeca.


Hoy por primera vez en tres años he metido en el cajón mi inseparable Garmin. Y es que después de varios meses me he dado cuenta que tengo un exceso de información. Tengo tantas métricas con las que entender mi estado de forma que me pierdo. Necesito volver a los orígenes y olvidarme de tanto dato. Voy a aprovechar mi más que probable operación de pie para desintoxicarme del análisis de datos, a la par que disfruto de mi pequeña colección de relojes que con tanto cariño (y mucha suerte) he reunido.


He de decir que hay un pequeño truco, renuncio al reloj con métricas pero incorporo a mi día a día una Whoop Band, porque con independencia del deporte, esa obsesión de mi querida infancia, se sacia entendiendo mis pulsaciones por minuto o mis horas de sueño profundo.


Domingo 22 de mayo de 2022

Madrid

Recuerdos con contexto 282







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