Carlos Pinedo Texidor
212 - La vuelta a la realidad.
Me he levantado a las siete de la mañana en la isla más especial del Mediterráneo, y en poco más de tres horas estaba sentado en mi cama madrileña ordenando las ideas sueltas de mis notas.
Uno no termina de entender las implicaciones de la vuelta a casa hasta que transcurren un par de horas. Ni si quiera el capricho de unas ostras ha logrado evitar esa nostalgia perecedera por la vuelta a la normalidad.
Por mucho que mi jueves y viernes hayan sido dedicados únicamente al teletrabajo, hacerlo con vistas a un olivo y con la brisa mallorquina supone una liberación del habitual paseo hasta la torre de Castellana. Y es que ahora entiendo el porqué del teletrabajo, y si se usa adecuadamente por mucho que uno sea un poco menos productivo, se compensa con la satisfacción y alegría de la flexibilidad.
Precisamente por haber sido consciente de la alegría del teletrabajo desde el mediterráneo, sé que mi lunes será más productivo que de costumbre, y aunque esto empiece a ser una reflexión mas típica de LinkedIn, dejadme que os diga que el teletrabajo no deja de ser un voto de confianza y un claro paso hacia el evitar la infantilización de la sociedad, aunque ese es otro tema.
Volviendo a lo que hace que escriba sobre mi vuelta a la realidad, es necesario entender que por lo general mis domingos son los días en los que aprovecho para hacer aquellas tareas que requieren tiempo y concentración, como preparar el blog, editar la web u ordenar mis ideas.
No tengo problema en hablar de los días que no salen como quiero, y mi domingo no ha sido precisamente ejemplar. Es cierto que tenia varios planes sobre la mesa, pero como toda víspera de día lluvioso, la siesta y el vaguear son tentadores, y no iba a rechazar consultar mis ideas con mi almohadón favorito.
La vuelta a la realidad es maravillosa, porque te ayuda a valorar lo excepcional, y aunque teletrabajar en la costa no sea el plan más divertido del mundo, sigue siendo algo que celebrar y de lo que sin duda he disfrutado.
Domingo 13 de marzo de 2022
Madrid
Recuerdos con contexto 212
