Carlos Pinedo Texidor
180 - La magia de Randa
La primera vez que subí a Cura,
supe que me enamoraba,
de las colinas, las brisas,
y el sol que no cesaba.
La primera vez que baja a Randa,
observé la montaña,
incesante silueta,
que al mar engaña.
La última vez que hice ambas,
aprecié el contraste,
de una ciudad enperlada,
acicalada por tenues campanas.