Me acuerdo de los gritos
de los sábados a domingo
todos esos días que aún perdidos
se acuerdan de su buen amigo.
Acuden sin deseo, a cada voz sin sueño
dejan sin fuerza palabras del mañana
son días de tormenta que nos esperabas.
Voces de resaca que te aclaran.
Todas esas llamadas del domingo en la comida
“Cuanto la liaste ayer en casa de mi amiga,
te tomaste cuatro de ginebra y tres tequilas”
Uno entonces se ríe, y por dentro grita.
No quiero estar afónico, cada día de salida
dormir y ser consciente de la dulce compañía
perder el rastro de mi cerveza querida
y de todas las llamadas del “si yo salgo, tú te lías”
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