Carlos Pinedo Texidor
107 - De abuelos a nietos
De pequeño vestía de blanco
cada domingo con mi padre
presidía en el estadio coreando
a los más merengues del campo.
Mis abuelos intentaron,
jornada tras jornada,
encajarme una camisa
color de enamorada.
Renegaba de los ruidos
de la ribera del pupas
odiaba a los indios
y a todos los ocupas.
No quería oír la orilla
Del Río Manzanares,
para mi no eran más
que unos hinchas vulgares
Pocos años más tarde,
con la cabeza hecha un lío,
en un viaje que no olvido,
mi abuelo voló del nido.
Esta vez sin billete,
ni despedida,
camisa rojiblanca
y una aviación partida.
Ahí estaba yo, partida en mano,
con un alfil y casi enrocando,
con un equipo en llanto
y un niño devastado.
Uno entonces se pregunta
si seguir los pasos
del joven aviador
y del equipo de sus encantos.
Renuncie al blanco,
color de las desgracias,
me agarré al amor
de todas mis bufandas.
Corrí Melancólico abajo
por la calle del ruido
me subí a la valla
a ver si así afino.
Practiqué todos los cánticos
en vídeo hasta vinilo
ahora ya gritaba
como aquellos indios.
Volví camino al Pupas
soñando ser perdonado
vestí el color contrario
jamás volé tan bajo.
Ahora soy colchonero
un soñador empedernido,
que grita a cada rato
corazón en mano.
Sueño cada día,
volver al pasado
renegar de los recuerdos
del blanco equivocado.
Hoy soy Atlético,
corazón de principito,
muero con los míos
y con cada grito.