Hay una viñeta de Tintín en la que se ve a un embriagado Capitán Haddock quejándose de la semana que lleva, a lo que el dueño de Milú le responde que aún es miércoles.
Mi día ha empezado como cualquier otro día de los que apetece vivir, curro hecho antes de comer y una tarde que sobre el papel parecía perfecta para digerir mi quinto cocido como miembro del Club de Amigos del Cocido.
El cocido, esta vez en “Jamón y Churrasco” ha ido de menos a más. Un fideo excesivamente gordo con una sopa que mejoraba con cada nueva ración. Hasta en tres ocasiones me ha servido el camarero. La carne un aprobado bajo, las aves dejaban bastante que desear, al igual que la morcilla. Tampoco había tocino como tal, sino una especie de grasa de hueso de jamón. Al menos había tuétano. El garbanzo y la verdura llegaban al seis, todo ello rematado por una muy buena tarta de queso.
Ya en la oficina y con los ojos luchando por no caer he conseguido dejar solucionados mis quehaceres para poder huir al Metropolitano, aunque con estas temperaturas sería más correcto hablar del Metrosiberiano.
Con cada rechace y balón perdido del Atleti me iban entrando correos de mis obligaciones de mañana Jueves. Hasta cuatro contratos urgentes he podido contar, el mismo número de ocasiones desperdiciadas.
Hace poco que he llegado a casa, aún es miércoles y mi jueves empieza peor de cómo acaba este día que prometía mucho y se quedó, al igual que el cocido, en una falsa panceta con un tuétano regular.
Miércoles 24 de noviembre de 2021
Madrid
Recuerdos con contexto 103
