Después de haber pasado la segunda mitad del día de ayer con mis compañeros de trabajo vuelvo a la oficina con sueño y malestar. Las agradables horas de fangal y spa no fueron lo suficientemente tranquilas como me hubiera gustado. Y con apenas varias copas de vino me siento preso de una resaca ebria impropia de mí.
Malestar general y dolor en articulaciones, síntomas de un joven que ya no perdona la falta de sueño. La edad no perdona las noches en vela, y camino de mis veintiséis sólo pienso en llegar a casa y dormir.
Poco puedo añadir a un recuerdo caracterizado más por la falta de consciencia que por los hechos del día, y supongo, que hasta el más ávido lector de los recuerdos, me perdonará la brevedad de este texto.
Jueves 9 de mayo de 2024
Tallin, Estonia
Recuerdo #1001
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