Parece que los viernes hay una nueva tradición, a eso de las doce toca bajar a por un pincho de tortilla. Teóricamente hay menos trabajo, y es un capricho que nos podemos permitir.
Me recuerdan a mis mañanas de la universidad, descansos entre clases en los que daba tiempo a un pincho de tortilla, e incluso si había ganas de portarnos mal se podía escapar uno del campus.
Los viernes tienen algo que me entretiene mucho. Una sensación similar al solecito que abriga en invierno y anticipa el fin de semana, un recuerdo de aquellas cañas en el Isabel de España que ahora en la distancia parecen ser emuladas.
Echo de menos las mañanas sin responsabilidad, aquellas de universidad y resaca.
Viernes 12 de noviembre de 2021
Madrid
Recuerdos con contexto 091
