Cuando he preguntado esta mañana a mi copiloto si era la salida catorce o dieciséis ha pegado un cariñoso grito. Jugábamos en Luis Aragonés de IFEMA y no el de Alcobendas. Cambio de sentido rápido y solucionado.
Durante el partido, me han ido cambiando de banda para ver cuál de sus laterales era más débil. He jugado muy cómodo como carrilero derecho, aunque prefiero jugar en la izquierda para poder encarar. Nunca había centrado y recuperado tantos balones, algo influirá que Vallekas FC no haya sido el equipo más duro al que me he enfrentado, pero me gusta pensar que estoy en un buen momento.
La segunda parte, y después de algunos cambios he sufrido más, al no tener un medio fijo he tenido que jugar más y correr menos, y ahí es donde destaco menos. Aún así, varios centros y un par de contras después hemos marcado el 5-2. Partido solucionado y a casa.
Cuando me dicen que el fútbol no es más que un deporte tiendo a imaginar las dos formas en las que lo vivo, con el Atleti y con mis equipos. El primero me mata y me da la vida, y los otros me dan muchísimo más de lo que me quitan, me hacen feliz y contribuyen a prolongar mi eterna espina clavada.
Ahora mismo juego cinco veces a la semana al fútbol, dos entrenamientos, dos partidos de fútbol siete y otro de fútbol onces. No me canso de llegar a casa con la sensación de poder hacerlo mejor. El fútbol es un constante recordatorio de lo malo que eres, un deporte que si se respeta y toma enserio te obliga a competir con tus compañeros de equipo, que al menos en mi caso, son mucho mejores que yo.
Para mi esto es mucho más que fútbol, a mi me ayuda a buscar una excelencia física que nunca llega, mejorar y estar en forma para poder jugar mejor y durante más años. Ya sea con el tres, el trece o el veintitrés a mi espalda.
Domingo 7 noviembre de 2021
Madrid
Recuerdos con contexto 086
