He aterrizado en Madrid hace poco más de diez horas. Como cada verano la llegada suele ser poco placentera, se sustituyen los pinos y la costa mallorquina por los adoquines y edificios de ladrillo. Todo va más deprisa, el café esta servido al segundo y los camareros te insisten en pagar.
Como cada verano, Madrid hace algún amago de sorprenderte, pero rara vez lo hace. A veces faltan puentes y otras hay tiendas nuevas, pero la realidad es que la urbe poco cambia. Todo se mueve muy rápido pero paradójicamente nada avanza.
Estos días, he tenido varías conversaciones sobre las ciudades y falta de respeto por todos los que habitan en ellas. No se molestan en saber los planes de ninguno y sin embargo muchos enarbolan el miedo a quedarse fuera o “fear of missing out” (FOMO).
Por suerte a mi eso ya me da igual, sé que Madrid no se va a mover, y eso me tranquiliza.
Lunes 30 de agosto de 2021.
Madrid
Recuerdos con contexto 017
